En el ABC de Madrid, he visto sorprendido, que los ciudadanos de Brattleboro, poblado ubicado en el estado de Vermont en los Estados Unidos, están organizando para el próximo 4 de marzo, un referéndum contra el presidente Bush y el vicepresidente Cheney, para determinar si son detenidos y acusados de crímenes de guerra, perjurio y obstrucción de la justicia, si alguna vez deciden pasar por Brattleboro.
Los promotores de ese procedimiento jurídico, sostienen que los funcionarios mencionados, han cometido graves delitos entre los que destaca el perjurio, pues mintieron al Congreso y al pueblo de los Estados Unidos al afirmar sin ningún rubor que existían pruebas que justificaban la invasión de Irak. Después, se ha demostrado que nunca existieron “las armas de destrucción masiva” que justificaron la participación en una guerra cuyos resultados son de pronóstico reservado.
Además los acusan de haber ordenado espiar a los estadounidenses y de obstruir la acción de la justicia, como en el caso de los despidos de ocho fiscales federales, que fueron retirados de sus funciones, porque no se sometieron a los dictados de la administración republicana.
Aunque esta noticia, puede pasar desapercibida entre la mayoría de lectores y quizá para algunos, no ser más que una curiosidad periodística, creo que contiene un significado de carácter simbólico que va mucho más allá de la simple anécdota que se menciona, en todo caso constituye una invitación para reflexionar sobre la gravedad de las acusaciones que se han formulado.
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